Ottón Solís y Otto Guevara: coaligados contra la Democracia

La edición del pasado sábado 13 de setiembre de 2014, del periódico La Nación, la voz oficial del gran capital neoliberal, nos receta el siguiente titular en su primera página: “Ottón Solís le dará guerra al presupuesto del Gobierno”; información con este antetítulo: “Impulsará recortes por c. 300.000 millones en ‘gastos superfluos` del 2015”.

En la otra acera del corporativismo mediático, el diario de negocios La República, titula en primera página: “Otto Guevara: `Frente Amplio y sindicatos cogobiernan’ – Legislador libertario pide a empresarios no ser ‘timoratos´ ” . Tal titular viene precedido por la siguiente frase: “Critica a Presidente por orientar a Costa Rica hacia la izquierda”.

Es más que necesario, pues resulta imprescindible, referirse a semejantes declaraciones que tienen un denominador común: son temerarias, altamente provocadoras y llaman, abiertamente, a la confrontación social. ¡Impresionante!

Ante semejante extremismo de pensamiento, mismo que en otras partes generó dolorosísimos episodios de confrontación civil con derramamiento de sangre incluido, lo que corresponde en una actitud de mucha tranquilidad, de gran prudencia y de no caer en la provocación.

Como una organización sociosindical y cívico-política que nos honramos en representar, misma que expresa la defensa de intereses sociolaborales de amplio espectro y que nos desvelamos en una lucha cotidiana contra la desigualdad; lo que declaran los diputados Ottón Solís y Otto Guevara merece, al menos, una enérgica condena, un rechazo total y una vehemente exhibición pública lo más amplia posible ante la ciudadanía, especialmente, la del pueblo trabajador, de la esencia que encierran ambos planteamientos: una ataque concertado contra la Democracia misma.

El señor diputado don Ottón Solís Fallas se ha convertido en el principal diputado “oficialista de oposición”. Se ha transformado en el “Torquemada de los servicios públicos”, creyéndose poseedor de la verdad absoluta en materia de gasto público y pretendiendo desde la posición dirigente de la Comisión de Asuntos Hacendarios de la Asamblea Legislativa, ejercer una especie de Presidencia de la República “paralela”, la que nunca obtuvo en las urnas.

Su soberbia fundamentalista de ser ahora el inquisidor número uno al servicio del clásico pensamiento neoliberal de signo extremista, le lleva a nulificar al propio Ministro de Hacienda; llegando al absurdo y al más grande ridículo de eliminar el presupuesto hasta para el arreglo de las computadoras de las oficinas públicas; luego de que anunciara que hay que acabar con las anualidades, la dedicación exclusiva, las horas extras, etc., etc.

El fundamentalismo macroeconómico neoliberal del “Torquemada” Ottón Solís, le lleva al extremo de emplear conceptos de una preocupante y peligrosa tendencia confrontativa: habla de que “tenemos que hacer una revolución violenta y radical del gasto”.

Don Ottón: ¿Quiénes son “tenemos”? ¿Los banqueros del capital financiero que usted protege con su cruzada casi que “yihadista” contra el gasto público?… ¿Qué es una “revolución violenta”? ¿A sangre y fuego, un golpe de Estado, un bloqueo a toda acción gubernativa de su propio partido?…. ¿Qué es “radical”? ¿Cerrar el Poder Judicial por “falta de fondos”?; ¿despedir a todos los maestros y a todos los policías? Y en esa “radicalidad”, ¿por qué no habla del “desenganche” de los salarios médicos con el de los “mortales” policías, por ejemplo?…

Don Ottón: Usted promueve una confrontación abierta por su enfermiza fobia a los empleados públicos, al sector Público, con esa “cacería loca” de un punto porcentual de Producto Interno Bruto (PIB): 300 mil millones de colones de recorte en el presupuesto de la República para el 2015, utilizando su “podadora” inquisitorial, irresponsable y provocadora.

Nada nos dice usted, don Ottón, de los 14 puntos de PIB que representan todas las formas de evasión y elusión tributarias, junto a todas las exenciones y exoneraciones; robo monstruoso de impuestos, con ropaje legal o sin él; ejecutado, en no pocos casos, de gente y empresas que piensan como usted en materia de inversión pública.

Esos 14 puntos de PIB representan ¡4 billones, 200 mil millones de colones! (4.200.000.000.000.). Esto si ameritaría una cruzada cívica para generar una Transformación Tributaria Estructural, no una “revolución violenta y radical” como usted quiere que vivamos en nuestra sociedad.

Nada nos dice usted, don Ottón, siendo economista como es (aunque neoliberal, siempre economista), que su “revolución violenta y radical del gasto”, solamente está comprendiendo el 40 % de la estructura financiera global del Estado, de la República (el presupuesto del 2015); precisamente donde están entidades sumamente sensibles para la institucionalidad democrática del Estado de Derecho: los poderes judicial y legislativo, los ministerios (maestros y policías, en esencia), la Defensoría, la Contraloría, la Procuraduría…

Ataca usted, don Ottón, con su cruzada inquisitorial “a lo Torquemada”, la esencia del corazón de la institucionalidad de la República; precisamente esa que es suspendida, abolida, cuando se trata de golpes de Estado…

Hay mucho más que decir sobre sus desafortunadas pero provocadoras y confrontativas declaraciones a La Nación en este día sábado 13 de setiembre de 2014. Vamos a dejarlo hasta aquí pero se nos quedan muchas cosas que podríamos mencionarle y que trataremos de hacerlo próxima fecha.

Ahora nos toca referirnos a lo que ha indicado la “pareja política” diputadil de don Ottón Solís, en esto del fundamentalismo neoliberal de signo extremista, con respecto a eso de una “revolución violenta y radical contra el gasto”…

Don Otto Guevara complementa la tesis de don Ottón Solís para la “revolución violenta y radical contra el gasto”. Don Otto Guevara asume la tarea del “policía político en lo ideológico”, dándole “sustento” a la cruzada de don Ottón Solís, como el “policía político en lo macroeconómico”.

Don Otto Guevara (político que, por cierto, tiene pendiente una rendición de cuentas de dineros que el pueblo le dio para su reciente y fracasada campaña electoral), pretende ahora “insurreccionar” al gran empresariado corporativo del país; asustándole con que tenemos, en la actualidad, un gobierno de “izquierda” y que, además, es ejercido, mancomunadamente con el partido de don Ottón Solís, desde la colectividad partidaria del Frente Amplio conjuntada ésta con los sindicatos.

“No me defiendas, compadre”, deberían decirle a don Otto Guevara, ese empresariado por el cual él pretende abogar; porque sus irresponsables declaraciones podrían generar el efecto contrario al de su original presión de agresión psicológica y con ribetes de terrorismo ideológico: atemorizarles para que salgan corriendo del país y dejar a mucha gente sin empleo.

Declaraciones como las de don Ottón Solís y don Otto Guevara son las que provocan el clima de “estrés corporativo” ante la posibilidad de que el país pueda hacer algo de política social, en serio y no el “asistencialismo social de caridad pública” que defiende el pensamiento neoliberal clásico; dignamente remozado en la realidad sociopolítica de hoy con la “santa cruzada macroeconómico-fiscalista” de ambos legisladores: uno en lo económico, el otro en lo político: abogando ambos por el gran capital, la exclusión social, el terrorismo ideológico, la confrontación abierta y provocadora de la desestabilización social… en contra de la Democracia misma.

En el caso de la organización sindical que representamos directamente y conociendo el pensamiento y la honestidad de otras agrupaciones colegas que comparten nuestra visión sociolaboral y político-cívica, en términos generales; rechazamos, enfáticamente, las acusaciones del diputado neoliberal Otto Guevara que estemos “cogobernando” con el señor Presidente de la República, don Luis Guillermo Solís Rivera.

La opulencia económico-financiera en que ha estado acostumbrado a vivir el diputado Otto Guevara, su estilo de vida “dandy” y sus conexiones corporativas, no le permitieron nunca ni le permitirán jamás, entender la naturaleza de la desigualdad creciente en el país y sus dolorosos episodios de pobreza. Por eso jamás caló en la conciencia popular como para tener una hegemonía electoral pese a cuatro campañas consecutivas.

Ese estilo de vida “light” de don Otto Guevara no le permite comprender que la construcción sociohistórica del Estado Social de Derecho todavía prevaleciente en el país, fue producto de una comunidad de visiones filosófico-políticas centradas en la búsqueda y la promoción del bien común y a favor de la inclusión y de la movilidad sociales.

Visiones compartidas sobre los desafíos del desarrollo sociopolítico y democrático del país son recurrentes en la historia republicana costarricense y eso es imposible aprenderlo cuando se pasa uno la vida viviéndola al estilo “casino”.

El impacto de importantes procesos transformadores de nuestra sociedad en pro del bien común conjuntaron sectores, dentro de los gobiernos y/o fuera de él en varias épocas cruciales del transitar costarricense por la senda de la justicia social.

Esto tampoco se puede aquilatar en su real dimensión, cuando uno incurre en cambios camaleónicos y oportunistas, como son usuales en el diputado Otto Guevara quien, a juzgar por sus declaraciones de este sábado 13 de setiembre de 2014, en el periódico La República, ha vuelto por su “fueros del extremismo neoliberal” del cual estuvo “renegando” en la pasada campaña presidencial que le dio una soberana “tunda”.

Igual que en el caso anterior, muchas cosas se pueden apuntar al respecto de estos dos reportajes que, en formato anexo, usted encontrará en este envío electrónico.

Si don Ottón Solís y si don Otto Guevara han decido aglutinar a los sectores neoliberales en contra de la población trabajadora del país y en contra de esa ciudadanía que de manera abrumadora que apostó por el “cambio”; entonces, lo que se impone es la formación de más grande coalición cívico-patriótica para enfrentar a los sectores violentistas del radicalismo extremista contrarios a la Democracia y que sí estaríamos dispuestos a salir a las calles a defenderla y a potenciar políticas públicas de corte social, en pro del bien común y por la recuperación de la senda de la justicia social que como país nunca debimos haber abandonado.

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